La ciudad está coronada por enormes colosos de acero que rozan el cielo azul… rascacielos y atalayas medievales que dan la bienvenida a quienes llegan a puerto por aguas del poético y legendario Mare Nostrum y, al fondo del escenario un mural de montañas.
Esta Barcelona Olímpica y Universal, enamora a cuantos la visitan, no es una sola ciudad. La ciudad Condal se nutre de un puzle de viejos pueblos colindantes y antiguas villas, engullidas por la gran urbe de; edificios modernos y modernistas… históricos y con historia… monumentos, calles… plazas de ensueño y de diseño… todos los elementos fundidos en un perfecto mosaico de colores, olores y sensaciones.
Cuando el visitante inquieto dirige sus pasos fuera de las rutas convencionales descubre estos pueblos, ahora convertidos en distritos, que aun conservan parte de su propia identidad, en el mismo corazón de la ciudad en uno de estos ejambres de distritos, existen rincones cargados de historia que, seguro, el viajero nunca podrá borrar de la memoria.
Uno de estos rincones es, la plaza Rius i Taulet (ahora Vila de Gràcia) auténtico centro administrativo del barrio barcelonés donde se concentra una buena parte de la historia de la antigua Villa de Gràcia.
Unos años antes de la anexión de Gracia a Barcelona, se decidió la construcción de una torre con reloj y campanario en esta plaza, varios metros por encima de la altura media de las viviendas.
Antoni Rovira Trias fue su autor y completaba la urbanización de la entonces llamada plaza de Oriente.
El trabajo de fabricación del reloj se confió a un vecino de Gràcia, el suizo Albert Billeter, que se había instalado en las inmediaciones con su «fábrica de relojes de torre para iglesias, ferrocarriles, fábricas y casas de campo». También fabricaba telégrafos eléctricos y aparatos científicos, se puede discernir que era un experto técnico.
Con una clara influencia de los campaniles del Renacimiento italiano, se levanto la torre de 33 metros de altura con un reloj, de cuatro caras, para que fuera visto desde toda la villa, en la parte superior la "campana de Gracia" conocida popularmente como "La Marieta". Al pie, cuatro alegorías representan Gràcia, Barcelona, Catalunya y España.
Congreso de los Diputados.
Reloj astronómico, obra de Alberto Billeter, 1857.
El reloj que Albert Billeter diseñó para esta torre recogía, como buena parte de las esculturas no religiosas de ese tiempo, los signos del zodiaco. Para llegar hasta él hay que subir una escalera circular con casi 150 escalones. Arriba, en un campanario de hierro forjado en Vitoria, se aloja la campana conocida como La Marieta, con su cuerpo broncíneo que pesa 1.200 kilos.
Cuando llega el buen tiempo, las plazas repletas de cafés y terrazas se llenan de gente a cualquier hora del día... y de la noche, es el ambiente popular que caracteriza esta singular zona, muy cercana al corazón de la gran ciudad y que conserva características propias.
Asegura la leyenda que a quien se fotografía ante el reloj de la plaza Rius i Taulet del barrio barcelonés de Gràcia, la suerte le sonreirá.
Barca Cielo y Ola (Gato Pérez) BAR-CEL-ONA
2 comentarios:
hola, me repasé ayer tu blog y me gustó...ademas parece que somos de la misma vila :-)... gracias a ti por visitarme y asi poder conocer tu blog...seguimos "online" saludos
Hola JoRDi.
Pues si debemoss ser casi, casi vecinos pero BCN es tan grande que a duras penas conoces a los de tu escalera, parece que es más sencillo encontrarse por Internet. Nos seguimos! Un abrazo.
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