El escapismo se ha instaurado en la oferta de ocio cotidiana y cualquier persona inquieta dispuesta a probar nuevas y estimulantes experiencias posiblemente ya habrá participado de una sesión de “escape rooms”. Están de moda y la oferta va “in crescendo”.
La práctica del escapismo va desde una oferta tradicional: casa-habitación, pasando por el formato en el lugar que tú propongas vivir la aventura hasta la más moderna de la realidad virtual. También se prepara la versión “escape book”, de momento está en la cocina de la creatividad a punto de salir al mercado de consumo pero habrá que esperar para saber si será una edición tamaño de bolsillo o tamaño extra.
Hace muy poco tuve la oportunidad de probar este mundillo de la mano del portal de ocio, Atrápalo. La experiencia tuvo lugar en Villa Mayfair. Éramos un batallón de personas, la organización nos dividió en equipos.
Nuestro grupo fue el primero en entrar en las misteriosas estancias a la búsqueda de las pistas necesarias para finalizar la misión, tarea que cumplimos a la perfección porque también fuimos los primeros en salir con el objetico conseguido. En ese instante se me acerca la componente femenina del equipo y me dice: “te entrego las llaves de mi casa”. Hasta ese mismo instante desconocía que había estado jugando con Cristina Rodríguez, actual propietaria de Villa Mayfair.
Cristina Rodríguez es diseñadora, dinamizadora de eventos y transformadora de espacios. Con Villa Mayfair inicio un proyecto de deconstrucción creando un espacio para desarrollar un proyecto colaborativo innovador y al mismo tiempo transgresor, con la idea de pasado un tiempo finalizar con una reforma y renovación de la casa para devolver a Villa Mayfair de nuevo su esplendor perdido. Un cometido que anhelo consiga porque la casa bien lo merece.
Cuando se construyó Villa Mayfair la calle se llamaba del Carril y pasaba descubierto el ferrocarril de Sarrià. Entonces, las aceras estaban a dos niveles de altura, quedando el jardín de la casa a ras de la acera del lado montaña. Por eso, una vez soterradas las vías del tren, villa Mayfair quedó elevada respecto a la Vía Augusta.
Por las estancias de esta casa en su momento de mayor esplendor se paseó lo más selecto de la sociedad barcelonesa. Nos remontamos a la fecha que la torre estaba habitada por Josep Bertrand i Salsas y su esposa, Manuela Girona i Clavé. Ambos eran miembros de dos familias destacadas y acaudaladas. Los Bertrand eran unos importantes industriales del textil, Josep Bertrand era uno de los cinco hijos de Manuel Bertrand Cortalé y Antonia Salsas.
El forjado de la puerta principal señala 1893 (en el catálogo del patrimonio artístico del Ayuntamiento se indica que fue levantada en 1893). Los planos depositados en el Ayuntamiento para tramitación de una mejora están firmados por Enric Sagnier (1910). Enric Sagnier proyectó la fachada principal de villa Myfair incluyendo como único elemento decorativo el 'trencadís' en su parte posterior. Bajo el pórtico de entrada, había un busto del propietario Josep Bertrand i Salsas, esculpido por Josep Reynés.
Junto a estos apellidos históricos va ligado el origen del Turó Park, uno de los muchos parques de atracciones, grandes o pequeños, que ha tenido la ciudad de Barcelona, hoy solo queda el Tibidabo. Los terrenos eran propiedad del industrial Josep Bertrand i Salsas y su esposa, Manuela Girona.
El Turó Park fue inaugurado el mes de junio de 1912, ocupando un espacio mayor del actual donde hoy se encuentran los jardines del poeta Eduard Marquina, a pesar de la trasformación del entorno y el paso pasado del tiempo ha prevalecido el nombre popular.
El parque se construyó como un lujoso espacio de ocio, atracciones y jardines. El recinto disponía de una amplia oferta de diversión y recreo: pista de patinaje, un lago con barcas, teatro de marionetas, una montaña rusa y acogía fiestas benéficas y concursos para la alta sociedad.
El Año en la mano (1913) Fuente: Biblioteca Nacional de España (BNE) |
El Turó Park dejó de funcionar en 1929, una serie de incendios terminaron con el parque así como un acuerdo entre los propietarios y el Ayuntamiento que permitió urbanizar gran parte de los terrenos con la condición de preservar una parte de la finca de espacio ajardinado abierto al público.
La Vanguardia (1932) |
Una de las calles que limita con el parque recibió el nombre de Josep Bertrand.
Agradecimientos a Anaïs.
Lugar: Villa Mayfair de Barcelona (Via Augusta, 240)
Fotos: Andrés Paredes (APU Barcelona)
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