APU Barcelona VeoDigital : Una experiencia en segway por Horta-Guinardó. #ExperienciaHorta

En la gran ciudad de Barcelona hay un lugar muy poco frecuentado en el que sus habitantes conservan el arraigo a sus raices historicas con un carné de identidad propio. Este lugar apartado del centro y las prisas es desconocido para mucha gente, incluso para los propios barceloneses que nunca han hecho un recorrido por este lado de la ciudad y quedan gratamente sorprendidos cuando descubren este rincón encantador repleto de sorprendentes contrastes.

El pasado 22 de octubre, un grupo de bloggers e intagramers, invitados por la agencia de comunicación Ex-labs y el departamento de comunicación del Distrito Horta-Guinardó, tuvimos la oportunidad de hacer un recorrido en Segway por las calles de Horta.

Bar Quimet d`Horta. Punto de encuentro.

En esta pequeña “aventura” estuvimos acompañados por el actor Jordi Martínez, hortense de nacimiento.

Jordi Martínez en primer lugar.

Foto cedida por los organizadores

Después de una clase rápida de manejo del medio de transporte, bajo la supervisión de los monitores de la empresa Dynamic Solutions, nos pusimos en marcha y dispuestos a descubrir la maravillosa sorpresa que esconde la ciudad de Barcelona en el distrito de Horta-Guinardó.

Subidos a los vehículos de dos ruedas y desde esta divertida perspectiva nos dispusimos a recorrer algunos de los diferentes espacios que conforman las rutas de “la Ciutat de l`Aigua”.

Foto cedida por Isa de BCN Colours

Los excelentes guías que nos acompañaron en todo momento nos ilustraron en cada parada con todo lujo de detalles sobre la historia y anécdotas de los lugares que visitamos.

En un pasado sus numerosas fuentes, rieras y pozos de agua, fueron los principales motores de la prosperidad en la Vall d’Horta. Aquí se instalaron varias civilizaciones, entre ellos los romanos. Hay constancia de sus edificaciones por las ruinas encontradas como consecuencia de la urbanización de la zona. Desgraciadamente no podemos disfrutar de ellas porque fueron catalogadas y sepultadas de nuevo bajo tierra.

El núcleo antiguo de Horta conserva el espíritu de pueblo. En los muros de sus centenarias casas se respira el encanto del tiempo pasado y las históricas Masías que han sobrevivido hasta nuestros días le otorgan una identidad y personalidad propia muy diferente a otras zonas de la ciudad.

Foto cedida por Isa de BCN Colours

Como muestra del pasado tenemos la Plaça Eivissa, punto de encuentro antiguamente llamada “plaça del Mercat”. Aquí se instalaba el mercado semanal con productos de crianza y cosecha propia, hoy día, relativamente cerca de este lugar, todavía se cultiva la tierra como se hacía en un pasado. En una esquina de la plaza junto al moderno cartel se puede distinguir una pintura con el anterior nombre.

A unos metros de la Plaça Eivissa se encuentra uno de los bares más emblemáticos, el bar Quimet. El local fundado en el año 1927, aunque ha sufrido algunas reformas con el paso del tiempo, mantiene algunos aspectos característicos de aquella época. Horta tiene un tejido comercial dinámico y atractivo para disfrutar de las compras, el Cor d`Horta. Tanto por sus tradicionales establecimientos, como los comercios de más reciente instalación. Hay variedad de oferta para elegir: puedes comenzar con un vermut en una bodega fundada en el año 1930 acto seguido comer en una histórica masía y después, disfrutar de un delicioso dulce en una pastelería centenaria o tomar un café en un moderno local. Para acabar la experiencia tomando una copa en alguno de sus animados locales y refrescantes terrazas.

Un poco más allá de la Plaça Eivissa subiendo por la calle de Horta se encuentra la Masía Can Mariner, tenemos noticias de su existencia desde el año 1516. El último heredero parcelo la finca en solares y hoy la casa principal se ha recuperado como equipamiento. Actualmente es la Biblioteca Horta Can Mariner.

Como todo municipio independiente, la milenaria población de Horta, tenía su Casa de la Vila o Ajuntament. En este caso se llamaba la “Casa del Comú” y se encontraba en la antiguamente conocida como Plaza Mayor de Sant Joan d`Horta, hoy Plaça de Santes Creus. En esta plaza se encuentra una fuente replica de la famosa Font de Canaletes que hay en Las Ramblas. La fuente fue un regalo del Ayuntamiento de Barcelona con motivo de la anexión de la Vila d`Horta a la ciudad en el año 1904.

Ya conocemos dos de las plazas más emblemática de Horta pero aun no hemos hablado de la Iglesia otro elemento característico que suele estar en el centro de la villa. Pues no, en Horta la iglesia nunca ha estado en el centro. Por su singular entorno rural la antigua iglesia de Horta se encontraba fuera del núcleo urbano, al final de lo que hoy es el Carrer Campoamor y donde hoy se encuentran las instalaciones de el centenario Club de tenis d`Horta. La iglesia fue quemada a principios del siglo pasado y la nueva se construyo al principio de esta misma calle. En el carrer Campoamor se construyeron las mansiones modernistas de verano para las familias burguesas que venian del centro de la ciudad buscando la tranquilidad y el aire puro del lugar.

La abundancia de agua en el entorno de Horta hizo posible la instalación de numerosas lavanderías. Está documentado desde principios del siglo XVII que muchas mujeres de la época se dedicaron al oficio de lavar la ropa para los señores de Barcelona, que se podían permitir pagar esa esforzada tarea y con ello las familias que se dedicaban tenían unos ingresos complementarios.

Entrar en carrer Aiguafreda es cruzar la puerta del tiempo y trasladarnos en un momento al entorno rural de casitas bajas con pozo de agua y olor a jabón de las lavanderas de Horta. En un tiempo pasado los lunes era el día de la semana que salían por la carretera de Horta a Barcelona los carros cargados de ropa sucia para lavar y los sábados estaban de vuelta con la colada limpia y reluciente.

Foto cedida por Isa de BCN Colours

De aquí damos un paso en el tiempo y nos trasladamos a la defensa de la ciudad en la Guerra Civil y del barraquismo del siglo pasado. Nos encontramos en el Turó de la Rovira. Una cima privilegiada con las mejores vistas de la ciudad, una panorámica de 360º de mar a montaña y de costa a costa. El Turó de la Rovira fue conocido, en los tiempos medievales, con el nombre de Puig Aguilar. Este lugar ha tenido varias ocupaciones humanas a lo largo de la historia. De hecho, en la cantera conocida por “Pedrera de Can Baró”, se encontraron fragmentos de cerámica, y en la cúspide del Turó se hallaba el poblado ibérico.

La historia más reciente y trágica se nos revelan con los restos recuperados de las antiguas instalaciones militares republicanas de la Guerra Civil y las barracas de los inmigrantes venidos a la ciudad que construyeron sus precarias viviendas en la cima de la montaña.

La dignificación del Turó de la Rovira ha supuesto la recuperación de las baterías antiaéreas como espacio de memoria histórica y, al mismo tiempo, se ha ganado un mirador. En este lugar ideal para desconectar del ajetreo diario el distrito de Horta-Guinardó nos regala un mirador con las mejor panorámica de la ciudad.

El final de la experiencia acabo con un espectacular pica-pica en el restaurant "Es Bandoler". Un encantador y pequeño restaurante que parece un museo repleto de objetos curiosos. Los excelentes y sabrosos embutidos fueron el plato estrella.

El divertido video-documental de la ruta .