Caracoles y Leyendas de la Catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia de Barcelona.

No son fáciles de ver estos resbaladizos personajes pero ahí están. Solo hay que prestar algo de atención, alzar la vista y, con un poco de esfuerzo visual, observar unos caracoles plantados en el tejado al lado de la torre-campanario del reloj.

Sobre la presencia de las figuras de caracoles de piedra en la Catedral de Barcelona, hay diversas leyendas para explicar este curioso detalle arquitectónico. Una responde a una infidelidad de la mujer del maestro constructor de las torres que quiso, de algún modo, avergonzar a su pareja colocando algunos elementos "decorativos" con cuernos de considerable tamaño a la vista de todos.

En otra distinta se auto exculpa al constructor, por considerar que estaba tan dedicado en hacer su trabajo, había desatendido durante demasiado tiempo sus deberes conyugales y, apesadumbrado, coloco el caracol como una alegoría particular: cornudo, avergonzado y pesaroso como él.

De aquí pasamos a otra teoria, algo más probable, sobre la curiosa presencia de los caracoles; podría ser que se colocaron en ese lugar como recuerdo de una plaga de estos pequeños animalitos de pausado desplazamiento que sufrió la ciudad durante la construcción de la torre, en el siglo XVI. Otra probabilidad, aunque desconozco si se dispone de documentación precisa para verificar este hecho. De ser cierto más que una plaga se podría considerar una bendición para los estómagos de los barceloneses de la época.

Los caracoles se consumían en abundancia en la Edad Media, era plato de pobres,  consumido sobre todo en la cuaresma ya que los caracoles eran carne apta en la abstinencia.

Según parece, justo debajo de la escultura se encuentra una escalera de caracol y es una manera de señalar su localización. De hecho, las escaleras de caracol de servicio aparecen  como  parte  del  complejo  sistema  de tránsito iterno que se da en las catedrales góticas.

En otra materia; el caracol representa muy bien la simbología del avance pausado y la lentitud, se comenta  que escoger un caracol en un edificio como elemento arquitectónico o una escultura es exponente de la lentitud con que se llevaron a cabo las obras.

En otro orden de cosas sobre este curioso gasterópodo; en Catalunya los caracoles son un plato típico que forma parte de nuestra cultura, y en muchos lugares son considerados como un manjar, su carne es rica en proteínas.

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