El castillo de Castellet, Pantano de Foix with Parc del Foix

Castellet y Gornal es un municipio de pequeños núcleos de población, masías diseminadas y urbanizaciones. La Gornal, Les Casetes, Castellet, Torrelletes, Les Masuques, Clariana, Sant Marçal i Masies de Sant Marçal, Rocallisa, Valldemar, Els Rosers, La Creu i els Àngels, Trencarroques con una superficie de 47,19 km², tiene una población aproximada de poco más de 2.200 habitantes.

La población de Castellet se encuentra a casi 18 kilómetros de la salida 28 de la AP-7. Muy cerca de Sitges, Vilanova, El Vendrell y la ciudad de Barcelona queda a menos de una hora en coche. Es un pequeño pueblecito de pocos habitantes que conserva su aspecto medieval. Las casas se agrupan bajo la protección del castillo, en un tortuoso meandro del río Foix que atraviesa el término a lo largo de ocho kilómetros, destaca la iglesia románica de Sant Pere. El pueblo es una de las puertas de entrada por carretera al parque natural del Foix.

El nombre de Castellet designa a un castillo de escasas dimensiones, con el tiempo, se convirtió en un conjunto fortificado de mayor entidad. El castillo de Castellet tiene 2.500 años de historia. Es un recinto de planta poligonal rodeado por una muralla, siendo los elementos defensivos más destacados sus torres. De entre todas ellas destaca una rematada con almenas defensivas y sobretodo la torre del Homenaje

La primera fortaleza, fechada arqueológicamente, es de época ibérica.

Como se sabe, los iberos construyeron la Vía Hercúlea o Heraclea, un camino que atravesaba el país de norte a sur y que representó un gran avance para las comunicaciones de la época. El privilegiado enclave tuvo un papel estratégico muy importante como lugar de vigilancia de la vía así como en la época romana rebautizada como Vía Augusta, la misma vía de comunicación que hoy se conoce como Autopista AP-7.

El castillo de Castellet ofrece un punto de control privilegiado encaramado en un cerro sobre el pantano de Foix, cerca de la confluencia del Alt Penèdes con el Baix Llobregat y el Garraf, formaba parte de una línea de fortificaciones que han custodiado durante siglos las principales vías de comunicación del nordeste de la península ibérica.

En el siglo X no había una delimitación precisa entre un lado y otro de lo que hoy llamaríamos «frontera» que separaba los condados de la Marca Hispánica. Durante los Siglo X y XI esta frontera tan conflictiva que separaba el Al-Ándalus de los condados cristianos se extendía desde las playas del Garraf hasta la resistencia más férrea en Asturias. A lo largo del siglo fueron apareciendo castillos que solían situarse en lo alto de cimas u otros puntos con gran visibilidad, iban configurando una red que respondía a un proyecto tanto de defensa como de dominación del territorio circundante.

Hasta hace unos años se sabía que el castillo, conocido también como castillo de Sant Esteve, fue una torre andalusí que defendía la frontera con la Catalunya vieja. La documentación medieval nos explica que en el año 977 este castillo y su término eran del conde Borrell II de Barcelona. El once de junio del año 977, el conde vendió el Castellet a Unifred Amat.

Los trabajos de rehabilitación del castillo demuestran la importancia de esta milenaria atalaya en el transcurso de los siglos. Desde lo alto de sus murallas, con solo asomar la vista al amplio horizonte se divisa un vasto territorio de bosques de ribera y viñedos cruzado por importantes vías de comunicación. Estos caminos han sido utilizados desde el alba de los tiempos por pueblos de todas las épocas y culturas. Se conoce que por aquí paso el cartaginés Aníbal para ir a la conquista de Roma.

En 1999, la empresa Acesa adquirió el edificio y lo rehabilitó cuidadosamente., compró las ruinas del castillo. Aquellos restos, documentados desde el siglo X pero con indicios de asentamientos más antiguos, se habían alzado en otros tiempos con todo su esplendor como guardianes del camino pero se encontraban en un avanzado estado de abandono. La actual propietaria del castillo es la fundación Abertis, empresa que gestiona buena parte de las autopistas españolas, además de aeropuertos y otras infraestructuras relacionadas con la comunicación.

Tras la remodelación del enclave se dio lugar en el entorno a la ubicación de dos edificios complementarios. El llamado del Conocimiento y el edificio de la Historia que incluye un centro de interpretación y ofrece visitas guiadas y gratuitas todos los fines de semana de 10:00 a 14:00 horas,en grupos limitados de personas (se recomienda previa reserva). La visita, por el interior del recinto, nos permite acceder al pasado más conocido de la atalaya correspondiente al periodo medieval y apreciar de cerca los elementos que se conservan de un palacio gótico construido en el siglo XIV y las características murallas del siglo XVII, equipadas para la artillería.

En los trabajos de arqueológica, que siguen llevando en el lugar, se han encontrado restos de cerámica ibérica y de estructuras defensivas primitivas, signos de actividad humana muy anteriores a los primeros datos de documentación conocidos.

El castillo está perfectamente integrado en el espacio del parque natural que se distingue por bosques de ribera poblados por encinas y pinos blancos en las zonas más húmedas, como la que rodea la Font de l´Horta, al sur del pantano. Hay pinares más austeros en las zonas secas, y pequeñas playas y Cañizares tomados por los patos. En el parque hay 143 especies de aves catalogadas. Tampoco es difícil encontrar salamandras, lagartos ocelados o tortugas de agua.

Para broche de una jornada inolvidable hay que disfrutar de una bella puesta de sol.

Postales de viña. (foto de las viñas)

Panorámica del pantano de Foix, en cuyas aguas, al fondo, se reflejan Castellet y su fortificación.

El pueblo, el pantano, el castillo, el parque natural, la historia, el vino, el cava, la gastronomía… todo un conjunto que vale la pena visitar en un espacio de territorio relativamente pequeño.

Aquí os dejo una secuencia de fotos (hacer clic en la foto para ver en tamaño grande).

Ampliar las fotos: podéis comprobar que vale la pena hacer una visita.